viernes, 8 de mayo de 2009

La dualidad del PP con GRHUSA

Javier HERNANDO

Tras un año de espera, la Justicia ha entendido que las expresiones efectuadas por los entonces concejales del P.P., D. Roberto Bermúdez de Castro y Doña Ana Alós, tenían la consideración de crítica política y no atentaban contra mi honor, ya que, según ellos mismos alegaron en su defensa, las críticas efectuadas lo fueron contra el Consejo de Administración de GRHUSA y el Ayuntamiento de Huesca, "sin que en ningún caso se pusiese en duda ni la dignidad ni la profesionalidad" (sic del fundamento jurídico primero de la Sentencia), de mi persona.

La verdad es que yo personalmente, tras leer sus alegaciones ante el Juez y luego las declaraciones suyas que publican los medios de comunicación, tengo la sensación de estar ante una pareja de Mister Hyde y Doctor Jekyll de la vida política oscense, que obran con moderación y mesura delante de un juez, y luego delante de los medios de comunicación se dedican a buscar un titular sonoro y sensacionalista, sin importarles lanzar falsas acusaciones y desprestigiar a las personas, en un ejercicio indigno de la libertad de expresión, bajo la premisa de que en política para llegar al poder todo vale.

Causa perplejidad el nivel de conocimiento político (o desconocimiento mejor dicho), que el señor Bermúdez de Castro y la señora Alós han puesto de manifiesto sobre la mayoría de los asuntos que han criticado de GRHUSA. Pedían reiteradamente la documentación sobre los asuntos de GRHUSA ante el Ayuntamiento de Huesca y ante la Diputación Provincial, y tardaron más de un año en darse cuenta o en enterarse, de que GRHUSA no dependía directamente de estas instituciones, sino que dependía de un Consorcio en el que para mayor vergüenza suya, el P.P. contaba con un representante en su Junta de Gobierno. Siendo entonces cuando a través de un escrito, supuestamente firmado por dicho representante (con firma más que dudosa), solicitaron la documentación sobre todas las contrataciones efectuadas.

Dicha petición fue atendida sin dilación, facilitándoles el acceso a toda la información solicitada (cerca de diez cajas de documentación), y sobre las que, como no podía ser de otra forma, no pudieron encontrar ninguna ilegalidad o irregularidad, ya que todas las contrataciones se han efectuado dentro del estricto cumplimiento de los requerimientos legales, que se establecen para las empresas públicas.

Desafortunadamente, en la figura de la señora Alós, con el paso del tiempo dicha ignorancia política, lejos de abandonarse, se reformula en una nueva forma de autismo político; Porque teniendo la oportunidad de pertenecer al Consejo de Administración de GRHUSA, se pasa de la cuestión, se opta por escurrir el bulto y se envía a pertenecer a él a otros compañeros de partido (y ya van dos); Sin que hasta la fecha hayan manifestado su disconformidad con la gestión de la empresa, o su deseo de participar en los procesos de selección de personal.

Y es que a la señora Alós, al hablar de que la corrupción política es también la actitud de ocultar las cosas y el uso de testaferros, le pasa como a la del síndrome del espejo (que cuando hablaba de terceros hablaba de sí misma), aunque haya compañeras de mesa y café que le adulen sus sentencias.

Y es que también en la política hay amistades y alianzas que son peligrosas.

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