sábado, 6 de diciembre de 2008

N U E S T R A C O N S T I T U C I Ó N



José María Arrojo Hernández

Soy español y siento el gozo y el orgullo de poder decir que, la Constitución, Ratificada por el pueblo español en Referéndum de 6 de diciembre de 1978, es “nuestra”, es decir, “tuya”, “mía” y “de todos los españoles de uno y otro sexo”.
Esto que digo, es una obviedad, pero, no lo sería tanto, si tuviéramos en cuenta que, nuestra Constitución, fue votada libremente, sin subterfugios ni presiones y que está llena de novedades en relación con la legislación anterior. Especialmente, aunque no sólo, en lo referente a la ampliación del ámbito de derechos y libertades, en gran medida prohibidos o vetados por el Régimen precedente.
Piénsese en la abolición de la pena de muerte, salvedad hecha de, si se estuviera en tiempo de guerra (Art.15). Citemos también: El respeto a la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de su personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social.(Art.10) Piénsese también en el derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto, en que a ningún individuo se le puede obligar a declarar sobre su ideología, religión o creencias (art.16). El derecho a la libertad y a la seguridad personal y a la inviolabilidad del domicilio (art.17). “Se reconocen y protegen los derechos : A expresar y difundir los propios pensamientos, ideas y opiniones, mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción” (Art.20,1, a)
Es manifiesto que, con nuestra Constitución, se respira un aire permanente de libertad y de reforma de los defectos de los “Principios fundamentales del Movimiento”. Piénsese en los derechos y libertades sociales, de los cuales resaltaré la libertad de Sindicación y el derecho a la Huelga. ¿Por qué los resalto? Porque los Sindicatos del franquismo, eran Sindicatos verticales, controlados y dirigidos por el Gobierno, pero repudiaban los sindicatos horizontales, dirigidos por los miembros de cada sindicato. Para confirmarlo, baste leer los libros del anterior Gobierno, llamados:”Formación del espíritu nacional” que argumentaban en contra de los sindicatos horizontales, diciendo que, si no eran dirigidos por el Gobierno, “entonces reinaría la anarquía”y, en consecuencia, sería un gravísimo perjuicio para España”.
Piénsese a este respecto que, La Doctrina Social de la Iglesia, defendía la sindicación horizontal, tal como existe ahora. El silencio eclesiástico a este respecto, fue, como no podía ser menos, como mínimo, escandaloso. Ningún arzobispo, obispo o cardenal salió al paso. Puede que consideraran más prudente entonces, mirar hacia otro lado. No se entiende pues, que lo intenten ahora.
Por eso pienso que es un gozo y un orgullo que la Constitución sea nuestra, es decir, de los españoles y de las españolas. Porque ha traído a España un aire de libertad y de seguridad jurídica y social, que permite que se pueda respirar y caminar con alegría y obrar sin temor a represalias.
Creo que ha sido un acierto haberle dado a esa plaza oscense, tan acogedora y tal bella, el nombre de “La Constitución” y que, en ella, se pueda celebrar los actos de celebración de su aniversario. La Plaza y la Constitución, se lo merecen con creces. ¡Gracias a Dios y a la Democracia!

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